martes, 26 de marzo de 2013

HISTORIA: La Medalla

Y es que preguntes a quien preguntes del mundo de la esgrima sabe cual es "La medalla". No hay duda. No hay nada más grande para un esgrimista que los JJOO. Es la forma en la que un tirador consigue decir, de verdad: "¡Eh!, ¡Qué estoy aquí!, ¡Qué somos un deporte y que aquí también hay nivel!.

Efectivamente, la única medalla que ha conseguido la esgrima española en toda la historia de los Juegos Olímpicos va de la mano de José Luis Abajo "Pirri". Y no me cansaré de decir que el primer tratado que se conoce de este deporte es de origen español, en 1474. Olajá alguien se de por aludido cuando pienso y digo que invertimos sólo en fútbol, que como vemos no es precisamente por tradición, sino por burros. Y soy el fan número uno del fútbol. De los de marca, mercafutbol, tiempo de juego, partido de las 12 y comunio inclusive. NÚMERO UNO. Deporte al que a día de hoy sigo jugando.

Reflexiones a parte, estábamos en Pekín, 10 de Agosto, 2008. Teníamos a Pirri representándonos en el cuadro de espada masculina. Con un grandioso 15 como número en el ranking FIE se presentaba el tirador a la prueba por antonomasia. La temporada estaba siendo muy buena, con un reciente segundo puesto en el Grand Prix de Berna (ante su único verdugo en estos JJOO que luego trataremos) y quedando casi siempre entre los 16 mejores en todas las pruebas internacionales que participó.

Primer asalto. El surcoreano Kim Won Ji, no se lo puso ni por asomo fácil a José Luis, que tuvo que sudar para conseguir ganar por un ajustadísimo 15-14 para superar el tablón de 32. Aparentemente, venían nubes negras. En tablón de 18 encontrábamos a un tirador, a priori, superior. Pirri tenía la papeleta de enfrentarse al número dos del ranking FIE, el francés, y favorito de la prueba, Jerôme Jeannet, con por aquel entonces en su palmarés un oro olímpico en Atenas 2004 por equipos y dos en los mundiales de 2005 y 2007. Pero no vimos el asalto esperado entre dos grandes tiradores. A veces cuando boxeas con los guantes bajos es muy fácil que te pinten la cara. No quiero que la gente me tache de tirar la piedra y esconder la mano: Jerôme Jeannet fué de sobrado. Y cuando vas de sobrado acabas donde mereces (aunque por desgracia no siempre). Un asalto dominado de cabo a rabo donde nunca el francés hizo gala de ese número 2 FIE. Como una apisonadora pasó el madrileño por 15-9 del cuadro de 16 a la final de 8. Pirri solo pensaba en colgarse un metal y sobre todo en hacer historia. Le esperaba otro hueso, el número 10 del mundo, el italiano Diego Confalonieri, donde volvimos a ver dos tiradores dejándose la piel. El nuestro pudo más. El asalto estuvo muy igualado si bien en el segundo periodo del asalto el italiano consiguió aprovecharse de errores del español al entrar en distancia sin decisión. Pero en el tercer periodo Pirri volvió a subirse al carro apurando un marcador de 12 a 12. Y fue aquí cuando vimos lo mejor de Pirri en la competición. 12-13. Y 12 a 14 con una parada respuesta sin réplica posible. Con 4 segundos en el crono poco pudo hacer el italiano. 13 a 14 y Pirri rozaba la gesta. Otro italiano, en este caso Matteo Tagliarol. El asalto nunca estuvo decidido y nuestro espadista plantó cara hasta el final cayendo por 15 tocados a 12 ante el número 3 del mundo. Pasar a la final se escapó entre los dedos pero aún quedaba la última bala para lograr un bronce historico y Pirri queria llevarnos un metal a casa. Ahora nos tocaba el húngaro Gábor Boczkó. Un asalto muy igualado donde ambos se respetaban, era matar o morir. Tras muchas horas de trabajo y tras un año brillante el español pudo matar y colgarse la primera medalla que saborearíamos en toda nuestra historia. 8-7 igualadísimo que Pirri conseguiría en el minuto de prórroga a falta de 4 segundos.

Ese día "el Pirracas" consiguió La Medalla. Ese día Pirri se codéo con los más ilustres olímpicos españoles, Deferr, Llaneras, Cal, Mengual... Todos a los que nos gusta esto de las espaditas la sentimos como nuestra, porque sentíamos que se había alcanzado un nuevo escalón que aún desconocíamos. Fue más allá de la emoción. Fue historia. Fue pasión por un deporte. Fue La Medalla.


 

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