domingo, 17 de marzo de 2013

CAPÍTULO I: Las diferencias entre las 3 armas

No hay que olvidar que la esgrima no es un deporte único sino compuesto de tres modalidades totalmente diferentes. Vamos a empezar por diferenciarlas:


ESPADA: El arma, probablemente, menos compleja en una primera aproximación, por lo que resulta más sencillo iniciarse en su práctica. Por ello, al no existir una enorme complejidad en la reglas que rigen la modalidad, a medida que aumenta el nivel del tirador de espada la técnica comienza a depurar su técnica hasta tal punto que decidirse asaltos por pequeños detalles técnicos. Cualidades en un estadista son la flexibilidad, explosividad e incluso, podríamos decir, que ha de ser más paciente que los tiradores de otras armas, ya que los tocados en espada son en promedio los más largos de las tres armas.

A diferencia del florete y el sable, la espada no se rige por el derecho al ataque o prioridad, el primero que toca tiene la razón y se considera válido el golpe simultáneo.

El blanco válido en la espada es el mayor de las tres armas, siendo válido toda la superficie corporal del rival, desde los pies hasta la cabeza.

La espada, es una de las armas consideradas de punta, lo que significa que sólo se puede obtener el punto tocando al rival con dicha parte de la hoja. Su peso no ha de superar los 770 gramos y su longitud máxima será de 110 cm (20 cm de empuñadura y 90 de hoja como máximo). La flecha, o curvatura de la hoja, no ha de superar 1 cm, medida como la mayor distancia desde la línea recta imaginaria que une la punta y la base de la hoja hasta la propia hoja.



FLORETE: Aumenta la complejidad inicial en este arma, la cual intentaremos no abordar aún. Los desplazamientos son un poco más exigentes que en la espada. Algo de culpa tiene la ausencia del tocado doble que únicamente existe en la espada y la aparición de la prioridad. La prioridad, tanto en sable como en florete, es uno de los conceptos más importantes, interesantes y difíciles en el que aún, como ya he dicho, no profundizáremos. La prioridad creará una red de normas por las cuales, al contrario que en la espada, el tocado no lo ganará únicamente el tirador que toque antes, sino el que además lo haga en posesión de dicha prioridad.

El blanco válido en el florete será el tronco del tirador, verticalmente desde la línea de los hombros hasta la cintura e incluso la pieza triangular de la chaquetilla por debajo de esta que cubre la pelvis y horizontalmente desde una cabeza del humero hasta la opuesta. También se incluye, recientemente, la parte de la barbada de la careta que queda por delante de la zona anteriormente mencionada.

Esta reducción en el blanco válido hace al tirador de florete tener que ser mucho más preciso y minucioso con los movimientos de su mano que el resto de armas.

Al igual que la espada es un arma de punta, aunque más ligera, 500 gramos. Las medidas serán iguales que en la espada en cuanto a longitud y flecha.



SABLE: Como en el florete, gracias a la prioridad, la complejidad inicial es mayor. Tampoco esta permitido el tocado doble.

Sumado a esto, encontramos una diferencia sustancial en la técnica del sable. Este arma es un arma de corte, tradicionalmente del caballería, por lo que se puede tocar al rival con la totalidad de la hoja; con el filo (parte delantera de la hoja), con los planos (laterales), con el contrafilo (trasera) e incluso con la punta.

El blanco válido en e, sable es de cintura para arriba, sin contar las 2 manos.

Esto lo convierte en el arma más dinámica de las 3, exigiendo una depurada técnica de los desplazamientos y del control del tiempo y la distancia.

El sable ha de medir 105 cm como máximo, pesar 500 gramos a lo sumo y la flecha superior permitida será de 4 cm.





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